jueves, 16 de enero de 2014

Sobre la seducción (la idea de repetición, de memoria y de seducción en las formas musicales)


Para Walter Benjamin, el artista moderno era una especie de trapero que acumulaba y seleccionaba desechos para darles forma y sentido nuevos. En el mundo caracterizado por la saturación icónica que describe Fontcuberta, podemos observar también como muchos artistas han reiniciado – y hasta un cierto punto han puesto de moda – el hecho de aplicar estrategias de recolección y seriación de imágenes para llevar a cabo lo que podría justamente denominarse una “obra-colección”. Artistas que, según Fontcuberta, por un lado constatan que mucho de cualquier cosa, es interesante; y, por otro, que aplicar criterios de clasificación a la diversidad de un “archivo” representa otra forma eficaz de construir sentido[1].
En sus reflexiones a propósito de la exposición Obra-Colección. El artista como coleccionista[2], Fontcuberta expone la idea de que la pulsión de coleccionar y la estructura de la colección cobra así naturaleza de poética artística. En un ensayo sobre su trabajo, Umberto Eco la calificaba de “poética de la enumeración o del catálogo” que se contrapondría a una “poética de la forma acabada”. Para Eco, “la ‘poética del catálogo’ es una característica de los tiempos de duda respecto a la forma y naturaleza del mundo, en oposición a la ‘poética de la forma’ acabada, típica de los momentos de certidumbre sobre nuestra identidad”[3].
La misión de los creadores puede entonces también consistir en restablecer un nuevo orden. “Disponemos de suficientes elementos para afirmar que existen catálogos y catálogos: unos nos dicen que el mundo es repetitivo; los otros, que siempre es sorprendentemente distinto”[4].
Ahondamos en la idea de repetición en relacional a la música y a la musicalidad de la mano de Vladimir Jankélévitch, nuestro autor de referencia en lo que se refiere a la inefabilidad de la música. En un desarrollo significativo no musical, escribe Jankélévitch, lo que se ha dicho no debe repetirse; en música y en poesía, en cambio, “lo que se ha dicho queda todavía por decir y por decir, e incansable e inagotablemente por repetir. Callarse, en ese dominio, con el pretexto de "todo esta dicho" es un sofisma sustencialista y cuantitativo: seria como rechazar escribir un poema sobre el amor porque el tema ya ha sido tratado”[5].
¿Que periodista va a decidir callarse ante el hambre? ¿O ante la guerra?. Por mucho que las nuevas tecnologías hayan empujado a la sociedad hacia una transformación de la figura de su prescriptor de consciencia, los viejos temas siguen siendo los mismos en la nueva profesión. El periodista, más que venirse a bajo ante el bombardeo de mensajes con el que contraataca el ejercito de nuevos informadores en el que se han convertido la ciudadanía. Debe recluirse en su rol de analista de la realidad y de buen narrador y ver en la repetición musical el camino que ha llevado a otros creadores a hacer que su canción de amor favorita sea tu canción favorita entre todas las canciones de amor. 
La repetición que propone la forma sonata recrea. “Recrear”, afirma Jankélévitch “en este caso, es crear, lo mismo que rehacer es hacer, o que recomenzar es comenzar, siendo la segunda vez tan inicial como la primera, y la reexposición tanto como la exposición”[6].
Si para Jankélévitch una sonata es aquella forma donde no hay (sino metafóricamente) "ideas" a desarrollar, la reexpedición no es una repetición, antes al contrario, es el principio de un orden. Es una cuestión de diseño. Del mismo modo en que la armonía y regularidad en tipografía Helvetica supuso una revolución en su perfecta adaptación y adaptabildad hacia las necesidades de comunicación de los diseñadores y los creativos europeos y norteamericanos a finales de los años sesenta, las características de la forma sonata (dejando la tonalidad al margen) se nos revelan como adecuadas para la construcción del mensaje periodístico en el formato multimedia. “La forma se nos hace sensible por la regularidad cadencial, que ofrece una ilusión de simetría, del sistema cerrado y del circuito. Reexponer un tema, significa conferirle una luz y un sentido nuevos”[7]
En julio de 2003, el suplemento El cultural del diario El Mundo publicaba un texto titulado La fotografía, breve suma, en el que Susan Sontag relacionaba con catorce premisas la fotografía y su interpretación con la condición de modernidad, que no de postmodernidad. La premisa que la cerraría si se hubiera tratado de un decálogo constata que “conocer es, sobretodo, reconocer”[8].
¿Hemos de reconocer – en un sentido vivencial – la guerra para entender su representación? No. Hemos de reconocer la pérdida, el miedo, el desconcierto, el luto, la resistencia… pero sobre todo, el triunfo, el fracaso y la derrota. Todos aquellos aspectos que un individuo puede reconocer – en un sentido vivencial –a pesar de no tener en su recuerdo una experiencia directa[9].
Volviendo al terreno de lo musical, pero aún en relación al diseño de información, podemos añadir que "con independencia de todo recuerdo concreto, el puro hecho de la sucesión y de la preterición, en otras palabras, el desnudo ser pasado del pasado, impediría ya a lo mismo el seguir siendo exactamente lo mismo. Este condicionamiento infinito adquiere, en el devenir, la forma de la alteración continua. Es por ello – insiste Jankélévitch, que el da capo supone una arrebatadora sorpresa, porque el tema sólo revela todo su significado cuando es reconocido." La reexposición según Jankélévitch activa en nosotros una suerte de reminiscencia. "Volver a oír y volver a tocar son un método de descubrir infinitas relaciones nuevas, correspondencias sutiles, bellezas secretas e intenciones ocultas[10]”.
Hecho el recorrido propuesto por Jankélévitch podemos concluir que , “si toda esa riqueza es recibida cada vez como un efecto en conjunto y con una emoción simple, esa misma emoción , con el paso del tiempo, cambia incesantemente de color”[11].



[1] Fontcuberta. Conferencia "La furia de las imágenes" https://soundcloud.com/marta-delatte/postfotografia
[2] Fontcuberta, From Here On. La obra colección p.122
[3] Umberto Eco, “Sobre Arman”, en Arman, Galerie National du Jeu de Paume, París, y Fundació la Caixa, Barcelona, 2001.
[4] Umberto Eco, op.cit.
[5] Vladimir Jankélévitch, La música y lo inefable. Alpha Decay, 2005 Pag 51
[6] Ibíd
[7] Ibid pag 51-52
[8] El Cultural, El Mundo (10 Julio de 2003)
[9] Marta Delatte, Proposta ètica per al conflicte de la representació de la guerra en la era digital. Trípodos pag 140.
[10] Jankélévitch. Ibíd Pag 52
[11] Ibíd pag 53

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