
El nombre de Laia Abril salió a relucir en otoño de
2011 mientras considerábamos la lista de artistas para la muestra de fotografía contemporánea de la edición del Sarajevo Winter
Festival 2012. Habíamos visto el teaser y las fotos de comunicación de su multimedia A Bad Day, y conociendo su trabajo muy intimista y verdaderamente interdisciplinar, contactamos con ella
para acceder al visionado completo del multimedia.
Rápidamente tuvimos claro
que A Bad Day se proyectaría el
tercer día, en una selección titulada La Luz en la encrucijada[1] que
recogía trabajos remarcables en la exploración de los límites de la fotografía
contemporánea. Su paso por Colors y
por Fabrica, dos centros que históricamente han potenciado el diálogo entre
todas las artes, junto con la habilidad de Laia como narradora, habían dado
como resultado un multimedia excelente.
Laia y yo coincidimos en la Universidad pero fue a partir de nuestro encuentro en Sarajevo que empezamos a mantener el contacto. En
cierto modo puede decirse que la ciudad nos unió de alguna manera, y que por eso he querido volver a sentarme con ella y con Pablo Pastor, su editor, y hablar sobre determinados aspectos relacionados con la concepción y
la edición de A Bad Day, y sobre su
manera de entender la comunicación multimedia.
LAIA: “Yo tengo un background muy tradicional. Estudié periodismo,
pero no se me daba bien escribir. Entonces poco a poco empecé a pensar que la
fotografía podía ser la herramienta que me ayudara a explicar estas historias. Utilizando esta herramienta, me di cuenta de que me era igual
utilizar las palabras, la imagen o el vídeo, que simplemente lo que me
interesaba era explicar la historia. Si para explicar
esta historia necesitaba hacer uso de imagen en movimiento, fotografía, texto,
o dibujar - por decirlo de alguna manera - , no me importaba”.
Su
primer contacto con el vídeo y con el multimedia fue con el encargo de la
revista Colors para el número sobre el mar, la historia ubicada en el Líbano consistía en realizar el seguimiento
de una anciana que nunca había visto el mar desde su pueblo hasta una playa en
Beirut. La primera vez para la mujer libanesa, la primera vez para Laia.
I've never seen the sea / COLORS 77 The Sea from laia abril on Vimeo.
Laia
lo recuerda como un fracaso del que puedes aprender: no pudo estar al 100% filmando y tomando fotos a la vez trabajando con las prisas de una edición por
cerrar.
Cuando
llegó A Bad Day había aprendido de
los errores. Se tomó su tiempo y consideró todas las opciones. “Obviamente como fotógrafa en proceso, en aquel
momento la fotografía era lo más importante para mí y quería desarrollarme como fotógrafa. Hasta que llegó éste proyecto en concreto, el proyecto de A Bad
Day. Explicar lo que era la bulimia con fotografía me parecía algo muy
complejo, entonces fui a hacer la historia sobre esta chica en Edimburgo, a
sabiendas que seguramente acabaría usando otras técnicas para explicarlo,
porque era un tema muy complejo, muy introspectivo, muy psicológico, y a pesar
de que yo podía narrar fotográficamente lo que estaba viendo, había muchos
aspectos interiores de ésta chica que yo no me veía capaz de mostrar con la
fotografía. La fotografía no era suficiente para explicar lo que estaba
sucediendo. Sabiendo esto, empecé a tomar fotografías de un modo mucho más
cinematográfico, en secuencias. Para las entrevistas usé vídeo”.
Su primer
impulso fue registrar la voz de Jo, y ese primer impulso que Klinkerborg nos recomendaba en su artículo sobre el sonido y la memoria se mantiene y se respeta en la dirección del
multimedia. “Para mí era muy importante
grabar las entrevistas porque quería usar el sonido, aún no estaba muy segura
de si acabaría usando la imagen. Y llegó un punto en que estaba con ella
durante tantas horas que empecé a grabar vídeo también porque me estaba
repitiendo como fotógrafa, y me di cuenta de que grabando en vídeo
estaba enseñando cosas que no estaba enseñando con la fotografía. Entonces
empecé a grabar vídeo también intencionadamente. Al volver, tenía las
fotografías, tenía la entrevista, que era bastante larga porque estuve con ella
bastantes días, tenía estas micro piezas de vídeo”, y por suerte tenía un
editor que la ayudó a condensar toda esa experiencia en algo a lo que nosotros también pudiéramos llegar.
El
trabajo de Pablo Pastor fue acompañar a Laia en todo el proceso de descarte y
orden, transportar el ritmo de su vivencia al montaje. El hecho de que tanto
Laia como Pablo fueran conscientes de la importancia del diseño – de la
arquitectura – de la narración que tenían entre manos hizo fluir la
colaboración participativa entre dirección, edición y diseño de sonido. “Cuando llegué con todo ese material, quise
incluir una cuarta herramienta que fue la música. Tuve la suerte de contar con
un editor de vídeo, y de estar en un complejo donde también podía acceder a
editor musical, a un compositor. Pudimos trabajar con el compositor y con el
editor de vídeo para hacerle entender el tipo de música que queríamos”.
El
sonido ejerce un papel fundamental tanto en la estructura del multimedia como
en la inmersión hacia la historia y la atención hacia el personaje. En la
historia, el diseño de la cual forma una narración compuesta a partir de
fotografías, capturas de vídeo, música y fragmentos de sonido ambiente, el
absoluto protagonista es la voz de Jo, que dirige toda forma narrativa. Las
herramientas – fotografías, sonido, diseño – tienen una función clara:
desarrollar una historia compleja de manera clara. Hacer que su voz se oiga
mejor, que su historia se escuche en mejores condiciones, que información sobre
una enfermedad llena de mitos llegue al máximo de gente posible.
En su web Laia escribe que la intención detrás del
proyecto fue “capturar los sentimientos y comportamientos contradictorios que
(Jo) experimenta a diario” pues a su entender esto “hace que se tome
consciencia sobre ésta enfermedad para que la audiencia puede empatizar con las
chicas que la padecen”.
Los comportamientos contradictorios de Jo
(esperanza/frustración) hacia su cuerpo que no dejan que se desarrollarse como
bailarina, hacia su familia que la hace sentir estúpida, hacia su aspiración a
vivir con una normalidad que no parece alcanzar nunca, hacia la fe en Dios que
abandona cada vez que empieza a comer sin freno.
La exhalación que abre el multimedia es un indicio que señala hacia la angustia de ésta
pulsión entre partes contrarias, un indicio que encontramos al principio y al
final de la pieza contribuyendo a la idea de continuidad (un día en la vida de
Jo al que se sucede otro día exactamente igual) la repetición del primer tema
musical en los créditos subraya aún más esta idea de continuidad y de ciclo que
nos sugiere el multimedia.
En la relación entre Jo y Laia hay autentica
complicidad. En su testimonio podemos escuchar como Jo dice “pensar que su
adicción es repugnante” y que ese es el motivo por el cual nunca ha hablado a
nadie de ello, ni siquiera a su pareja. Laia ha sido testimonio de su rutina
diaria, incluso de los momentos de crisis, los atracones y los vómitos. “He
visto como días buenos se convertían en días verdaderamente malos, y a Jo
comportarse en público como si todo estuviera perfectamente bien. Y ésto, de
hecho es de lo que trata esta enfermedad: de pretender que todo está bien cuando
no lo está. La normalidad aparente es lo que hace de la bulimia uno de los
trastornos más difíciles de diagnosticar y es lo que la convierte en un devastador
verdugo de chicas adolescentes y jóvenes adultos por todo el mundo”.
La
relación entre la idea y la música
El multimedia debía reflejar claramente esta
dualidad de las fuerzas en tensión y en esa distinción la música mimetiza
completamente con la intención a priori.
LAIA: “Con Pablo Pastor, el editor de vídeo, decidimos que queríamos dos canciones que separarían el multimedia en dos piezas. La primera música tenía que crear una atmósfera de que "todo estaba bien" de que "no pasaba nada", tenía que ser una música que recordara a la música americana de los años 50 y 60, películas como Las vírgenes suicidas, música como la de The Shins, acabó incluso teniendo un punto country. Buscamos un poco ese punto de superficialidad de las mujeres que aparentaban que todo estaba bien. Luego había una segunda parte más dramática. Pablo me hizo escuchar una canción de una ex compañera de Fabrica que era muy vocal, muy gutural. El tenía mucho interés en que la segunda parte fuera muy intensa y muy agresiva en ese sentido y a mí no me daba ningún miedo experimental con el sonido”
LAIA: “Con Pablo Pastor, el editor de vídeo, decidimos que queríamos dos canciones que separarían el multimedia en dos piezas. La primera música tenía que crear una atmósfera de que "todo estaba bien" de que "no pasaba nada", tenía que ser una música que recordara a la música americana de los años 50 y 60, películas como Las vírgenes suicidas, música como la de The Shins, acabó incluso teniendo un punto country. Buscamos un poco ese punto de superficialidad de las mujeres que aparentaban que todo estaba bien. Luego había una segunda parte más dramática. Pablo me hizo escuchar una canción de una ex compañera de Fabrica que era muy vocal, muy gutural. El tenía mucho interés en que la segunda parte fuera muy intensa y muy agresiva en ese sentido y a mí no me daba ningún miedo experimental con el sonido”
De
acuerdo en este punto le hicieron llegar a Francesco Novara, el compositor y
diseñador de sonido, las fotografías y un proto-montaje de lo que luego sería
el multimedia. “Le explicamos la idea a
desarrollar y empezó el trabajo colaborativo. Francesco nunca estudió música
pero ha aprendido a tocar muchos instrumentos de manera autodidacta, y trabaja,
sobre todo, el diseño musical en el teclado recreando los sonidos de los
diferentes instrumentos por ordenador. Normalmente trabaja con otros
directores, para audiovisuales, multimedia, eventos, etcétera. Le contamos la
historia y lo que queríamos y lo captó muy rápido”.
La
realización del multimedia fue fruto de un trabajo en equipo donde el talento del
conjunto ha trascendido en el resultado final.
“El tema de la primera canción era demasiado lineal, pero luego cuando ya tuvimos más avanzada la edición del vídeo y de las fotos conseguimos que hiciera las inflexiones que estábamos buscando, que creara momentos de tensión, que introdujera estos puntos que necesitábamos”.
“El tema de la primera canción era demasiado lineal, pero luego cuando ya tuvimos más avanzada la edición del vídeo y de las fotos conseguimos que hiciera las inflexiones que estábamos buscando, que creara momentos de tensión, que introdujera estos puntos que necesitábamos”.
La
aportación de Laia no se limitó a la dirección y la captura de imágenes y
sonido.
“Luego fue muy curioso porque para la música de la segunda parte del multimedia pude trabajar con mi propia voz, y fue una experiencia muy divertida, porque tu cantas, y luego los sonidos que creas Francesco los mete dentro del teclado y los introduce de otras maneras. Me hicieron suspirar, gemir… todo para crear una atmósfera de angustia. Los dos juntos creamos los sonidos, y luego él lo diseñó magníficamente en esta segunda pieza” En cuanto al registro sonoro del multimedia, hace especial hincapié en el especial interés que despertó en ella la voz de Jo “ ella tiene una voz muy especial y creo que eso es un poco la clave del reportaje y del multimedia. En cualquier caso, el registro de su voz era lo que más me interesaba.”
“Luego fue muy curioso porque para la música de la segunda parte del multimedia pude trabajar con mi propia voz, y fue una experiencia muy divertida, porque tu cantas, y luego los sonidos que creas Francesco los mete dentro del teclado y los introduce de otras maneras. Me hicieron suspirar, gemir… todo para crear una atmósfera de angustia. Los dos juntos creamos los sonidos, y luego él lo diseñó magníficamente en esta segunda pieza” En cuanto al registro sonoro del multimedia, hace especial hincapié en el especial interés que despertó en ella la voz de Jo “ ella tiene una voz muy especial y creo que eso es un poco la clave del reportaje y del multimedia. En cualquier caso, el registro de su voz era lo que más me interesaba.”
No todo
el mundo dentro del ámbito del reporterismo gráfico ve con buenos ojos el uso
del formato multimedia, especialmente el uso de la música, en este sentido Laia
nos explica que “Hay gente que ha
criticado que la música sea tan presente, porque hay todo ese discurso de que
influencia mucho, y de que muchas veces hay un uso de ella arbitrario o se usa
en exceso, todo el tiempo sin dejar pausas. En A Bad Day hay momentos de silencio que son muy importantes, y que
forman parte de la música, o de la no música. Al principio sobre todo la música
está muy presente, pero es totalmente intencionado, quería que fuera muy
consumible, muy ameno, que entrara muy bien, y por eso la musicalidad es tan
evidente. Nuestra intención era crear esa atmósfera de levedad, de "todo
va bien" de "ésto es una película"
Puede
decirse que en este trabajo la forma está al servicio del mensaje: la historia de
Jo a través de la experiencia multimedia que nos proponen Laia Abril, Pablo
Pastor y Francesco Novara.
La relación entre la idea y la forma
El trabajo principal de Pablo Pastor fue poner orden
a la intensa creatividad de Laia.
PABLO:“Ese fue un tema que hubo que trabajar, no sólo porque ella quería poner toda la entrevista que duraba dos horas, sino porque también quería poner todas las fotos”.
PABLO:“Ese fue un tema que hubo que trabajar, no sólo porque ella quería poner toda la entrevista que duraba dos horas, sino porque también quería poner todas las fotos”.
Estar apegada al personaje y al conflicto puede
acarrear problemas de forma y es trabajo del editor mantener la historia
anclada a la audiencia. “La primera fase
fue editar la entrevista (de las dos horas de material Pablo hizo un primer corte dejando 20 minutos de material), y lo que solemos hacer en estos casos es una
transcripción detallada de la entrevista donde se encuentran
frases que pueden llegar a servir para transmitir los mensajes que uno quiere,
y la verdad es que no hubo que editar mucho, simplemente aislar y generar
pausas, para que la gente justamente se quedara pensando en algunas cosas, que
tal vez yo había dicho al pasar, y eso fue lo interesante, generar las pausas”.
La perspectiva de Pablo Pastor, un periodista muy enfocado al audiovisual, consiguió a través de la gramática del montaje cinematográfico potenciar los momentos que ella había sabido aislar como periodista muy enfocada a la fotografía “Yo creo que ella como fotógrafa tenía muy claro cómo crear ciertos momentos, donde lo visual o lo sonoro fuera lo fuerte. Plantear un mensaje. Pero las pausas sí que son un aporte muy del audiovisual, porque tal vez no hay pausas en fotografía más que el tiempo de lectura, donde la pausa viene dada por no verlo en todo caso. Así que fue una distancia interesante”.
La perspectiva de Pablo Pastor, un periodista muy enfocado al audiovisual, consiguió a través de la gramática del montaje cinematográfico potenciar los momentos que ella había sabido aislar como periodista muy enfocada a la fotografía “Yo creo que ella como fotógrafa tenía muy claro cómo crear ciertos momentos, donde lo visual o lo sonoro fuera lo fuerte. Plantear un mensaje. Pero las pausas sí que son un aporte muy del audiovisual, porque tal vez no hay pausas en fotografía más que el tiempo de lectura, donde la pausa viene dada por no verlo en todo caso. Así que fue una distancia interesante”.
Filtrado el material, determinadas las pausas a respetar,
la historia marcó el orden de las cosas y la musicalidad del ritmo. El diálogo
entre la voz de Jo, la música y el sonido ambiente, crearon la sensación de
continuidad narrativa: “Después de
encontrar esas frases pensamos cómo ordenarlo para cumplir con el plan que ella
tenía que era arrancar con una sensación de vida cotidiana, para luego entrar
en la profundidad, como una forma también de generar identificación”.
Es interesante también observar cómo ha sido
escogida la música para cada una de las partes del multimedia y el propio
proceso de síntesis que en este ámbito se ha producido. Pablo Pastor nos cuenta
sobre como determinaron el uso del sonido y de la música en la edición de A Bad Day: “Ella hizo la propuesta de arrancar con una música vintage, como de los
años 50, que recordara vagamente a lo que escuchaban sus padres, o sus abuelos. Yo en ese momento suelo más bien escuchar, porque creo que me tengo que
convertirme en un técnico a secas al principio sobre todo para entender que
quieren, y luego tal vez proponer soluciones más concretas. Además porque
cuando uno trabaja con directores que no vienen el mundo del
audiovisual, como en éste caso, a menudo ve como quedan o maravillados o sobrecogidos por la cantidad
de opciones que habría, des de los efectos hasta la forma de aplicar
tipografías. La música... Éste efecto transformador de la música, fue
demasiado fuerte para ella tal vez por no estar acostumbrada, así que creo que
eso fue toda una fase; la de oír, para ver qué quería decir y luego, encontrar
una solución”
Escuchar, primero a Jo en el recorrido de su día a
día, luego al metraje que quedó de esa experiencia, luego a la mimesis de la
música y los efectos de sonido con la narración. Escuchar todas las partes fue
fundamental en el proceso.
“Estuvimos
luego mucho tiempo discutiendo el orden de las fotos, pero la verdad que en
cuanto ya estaba planteado el orden del texto casi que venía de la mano. Creo
que eso es un mérito del vídeo, que todo parte de un mensaje. Quiero decir, no
es que haya salido alguna foto bien o que en la entrevista la chica haya dicho
algo maravilloso y se aprovechara el material de alguna manera… hicimos el
multimedia porque verdaderamente había un mensaje detrás, y todo se ordenó para
poder comunicarlo”.
[1] Spit up, suck down,
contemporary photography to debate, curated by ellen james ; Collegium
Artisticum, Sarajevo, 2012
<http://www.ellenjames.net/index.php/sarajevo/day-3>
[2] A
Bad Day by Laia abril, www.fotovisura.com publicado el 02/04/13
<
http://www.fotovisura.com/user/laiaabril/view/chaper-one-a-bad-day>